El Zorro y otros justicieros de película

El Zorro y otros justicieros de película realiza un minucioso repaso a las aventuras cinematográficas del valiente enmascarado: desde la interpretación que hiciera de él Douglas Fairbanks en La marca del Zorro, hasta la más reciente versión protagonizada por Antonio Banderas. Sin olvidar a aquellos aventureros que, con mayor o menor fortuna, han luchado también contra las injusticias desde la gran pantalla, como el Coyote, Durango Kid, Látigo Negro, el Llanero Solitario… Con más de un centenar de películas analizadas al detalle y sorprendentes fotografías, El Zorro y otros justicieros de película, es la obra más completa y accesible para todos los amantes de este género cinematográfico de culto.

Tyrone Power en El signo del Zorro (1940), de Rouben Mamoulian.

Siempre me han encantado las películas del Zorro. No sé por qué, pero algunos de los recuerdos más emocionantes de mi infancia tienen relación con las películas del Zorro: descubriendo los sugerentes carteles de sus películas en los cines de barrio, jugando con otros niños armados con pequeñas ramas que hacían las veces de espadas… Siempre recordaré el día que fui con mi familia a ver El Zorro protagonizado por Alain Delon. De regreso del cine, iba con mis padres y mis hermanos en el coche. Al llegar a una esquina, mi padre frenó el coche y, sin decir nada, se bajó y fue hacia un pequeño kiosco de aquellos de chucherías que existían en los años 70. Y, en un abrir y cerrar de ojos, regresó con dos espadas de juguete, una para mi hermano y otra para mí. ¡Menuda ilusión me hizo!

Supongo que debido a vivir tantos momentos buenos estaba de algún modo en deuda con el Zorro. Y por eso un buen día se me ocurrió la idea de dedicarle un libro. Pero para darle un valor añadido, me propuse rendir homenaje también a otros justicieros enmascarados que, como el Zorro, habían hecho las delicias de millones de jóvenes espectadores. Algunos tan conocidos como el Llanero Solitario o el Coyote. Otros, mucho menos conocidos pero tan curiosos como divertidos, tipo el Leopardo o el Halcón de Castilla.

Lo cierto es que preparando y escribiendo El Zorro y otros justicieros de película me lo pasé en grande. Fue una experiencia absolutamente deliciosa. Logré recuperar muchas de las películas que había visto en mi infancia y descubrí alguna que otra que no tiene desperdicio. Al hacerlo en mis tiempos de ocio y sin presión por parte de ninguna editorial, el trabajo se extendió en el tiempo más de lo estrictamente necesario. No recuerdo del todo bien, pero desde que empecé a preparar el proyecto hasta que lo tuve del todo redactado bien pudieron pasar un par de años largos. Un par de años llenos de momentos magníficos.

Una vez listo el manuscrito, me lancé a la búsqueda de editor. Como de costumbre, empecé por las mejores editoriales. Cuando digo las mejores, en realidad me refiero a las más conocidas, no a las de mayor calidad. Nada, el tema no suscitó interés alguno. Yo insistía mucho en el inminente estreno de la nueva versión del Zorro protagonizado por Antonio Banderas, pero nadie me hizo ni caso. Tampoco en las editoriales de mediano tamaño. Por lo que tuve que probar suerte con las pequeñas. Por fin mostró interés un francotirador que se había lanzado a editar unos extraños libros de cine. Me citó en el hall de un hotel para hablar del libro. Me dio en la nariz que ese tipo no era muy fiable y, a pesar de su interés, pasé de firmar con él. Acerté de pleno porque un par de meses después me enteré que su pequeño sello editorial se había borrado del mapa. Ya a punto de tirar la toalla, recuerdo que en un Vips me llamó la atención un libro de cine publicado por una editorial madrileña que no conocía: Nuer Ediciones. Sin pedir cita ni nada (tal y como se hacían las cosas antes), me planté en la editorial al día siguiente y le dejé el manuscrito a una editoria muy simpática que se llamaba Cristina. Me dijo lo típico, que se lo mirarían y que ya me dirían alguna cosa. Al salir, en plena zona de Alonso Martínez, contemplé que hacía una mañana estupenda y pensé podía volver a casa dando un paseo. Tardé una media hora. En cuanto entré, me recibió mi madre muy nerviosa porque habían llamado de la editorial Nuer diciendo que querían publicar el libro. No sé qué es lo que les llamó tanto la atención, pero desde luego fue la respuesta más rápida e inesperada que he tenido de una editorial en toda mi carrera. Lo cierto es que me hizo una ilusión enorme y me encantó cómo quedó el libro. Lástima que la vida de Nuer Ediciones fue bastante breve.

Nuer Ediciones
Primera edición: 1997
ISBN: 84-8068-041-5